Almacenes y puertas para cámaras frigoríficas
Operaciones de almacenamiento y conservación de mercancías
Almacenes
Los almacenes de depósito son puntos típicos que forman parte de una red logística más amplia que permiten todas aquellas operaciones de almacenamiento y conservación de mercancías dentro de un almacén específico y, en consecuencia, también pueden tener diferentes tipos de productos en su interior, incluidos los relacionados con la cadena alimentaria.
Normalmente, los almacenes son almacenes de terceros, en el sentido de que no están gestionados directamente por las empresas fabricantes, sino por una empresa externa que se encarga de recibir, almacenar, posiblemente montar y enviar las mercancías que se han recibido dentro del plazo establecido por el cliente.
Productos alimenticios y almacenes
En el ámbito de los productos alimenticios, los almacenes son de vital importancia, sobre todo para los tipos de alimentos muy perecederos o que deben someterse a la llamada «cadena de frío»; por ello, deben estar equipados con cámaras frigoríficas, tanto positivas como negativas, que puedan combinar la rapidez de clasificación con el mantenimiento de la calidad.
Por tanto, la subdivisión de las cámaras frigoríficas (o de las zonas dentro de ellas) según vayan a contener alimentos frescos, frutas y verduras, carne o congelados, también adquiere una importancia crucial, sobre todo para la manipulación y el almacenamiento adecuado de los alimentos.
La importancia de las puertas industriales para cámaras frigoríficas
En este panorama global, las puertas asumen, por consiguiente, un aspecto verdaderamente crucial. La elección de un determinado tipo de puerta (por ejemplo, corredera, con bisagras estándar, de doble bisagra o de cortina de tiras) determina, de hecho, el buen funcionamiento de todo el sistema logístico que, como objetivo primordial, debe mantener siempre la misma calidad del producto desde el punto de recogida hasta el punto de venta al por menor.
MIV Sistemas Aislantes tiene en su catálogo una gama muy amplia de puertas adecuadas para almacenes con cámaras frigoríficas de congelación y temperatura positiva en su interior.
De hecho, el almacenamiento en el interior de cámaras frigoríficas permite conservar grandes cantidades de productos perecederos en las condiciones más adecuadas para evitar su deterioro, impidiendo cualquier tipo de choque térmico que pudiera alterar todas las propiedades organolépticas de los alimentos almacenados.
Las cámaras frigoríficas se cierran con puertas frigoríficas estándar, mientras que las zonas de paso y clasificación pueden dividirse con cortinas de tiras en el interior y con puertas de apertura rápida en las aberturas al exterior.
Conviene, en este capítulo, abrir un apartado sobre técnicas de almacenamiento y medidas preventivas para minimizar los posibles riesgos que puedan afectar a la seguridad alimentaria:
Técnicas de prevención y conservación de alimentos.
La congelación se utiliza principalmente para conservar los alimentos ralentizando el proceso enzimático. Aplicada principalmente en el ámbito doméstico, la temperatura de congelación varía de -15/-18°C a -30°C y durante un periodo de tiempo bastante largo, de hasta 24 horas. El agua del interior del alimento se solidifica en cristales de tamaño medio a grande, ralentizando el proceso enzimático pero sin detenerlo por completo.
El enfriamiento rápido tiene por objeto eliminar los parásitos y larvas del producto, generalmente consumido crudo, como el pescado, o de la carne de cerdo. Utilizado en la restauración profesional, el alimento se refrigera a una temperatura de -40°C. El tiempo reducido evita la ruptura celular, que se produce durante la congelación lenta debido a la formación de grandes cristales de hielo, y provoca la pérdida de nutrientes, la pérdida de textura y sabor del alimento, y favorece las condiciones óptimas para la proliferación bacteriana.
La ultracongelación está destinada a la conservación a medio y largo plazo de los alimentos.
Es un proceso de congelación ultrarrápido y eficaz, aplicado sólo en el sector industrial, en el que los productos alcanzan una temperatura de -18 a -30°C en muy poco tiempo. El rápido enfriamiento da lugar a la formación de microcristales de agua que no dañan la estructura biológica del alimento.
En conclusión, el respeto y el mantenimiento de las temperaturas de conservación, la «cadena del frío», a lo largo del ciclo de vida del producto, desde la preparación al envasado, la exposición y hasta la venta, garantiza al cliente la conservación óptima del alimento y de sus propiedades organolépticas, obviando el riesgo de higiene y de proliferación bacteriana.
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